La derrota: el doloroso aliado
- Publicado por Carlos Martínez
- Categorías Blog
- Fecha 28 de abril de 2021
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INTRODUCCIÓN
“El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error”. Pablo Neruda
Firmo la planilla y doy la mano a mi rival. Acaba de aparecer la derrota. Aunque mi rival me propone analizar la partida, rechazo amablemente. Él lo entiende al instante. Me da la mano y me desea suerte.
Camino por la sala buscando la salida. Cuatro horas antes, mis sensaciones eran muy diferentes: motivado, alegre, con energía y confiado en dar lo mejor. ¡Qué lejos queda aquello!
Ni rastro. En este momento, las sensaciones son otras muy diferentes: enfado, tristeza, cansancio. Y muchas preguntas alrededor.
“¿Por qué no habré rechazado 24.Cd4? ¿En qué momento se ha escapado la ventaja? ¿Realmente estaba mejor? ¿Cómo tendría que haber seguido? Bueno, dejaré la partida e iré a cenar, no quiero pensar más en ello”.
Pero esto no parece tan sencillo de hacer como de decir. Vuelven a aparecer las preguntas, vuelven las sensaciones incómodas. Es complicado sonreír. Es difícil desconectar de lo que acaba de suceder. “¡Tantas horas para terminar perdiendo!”
Esta breve descripción puede ser reconocida por casi cualquier jugador que haya competido en ajedrez. Todos los que hemos hemos atravesado por este duro camino de la derrota y su posterior “indigestión”, se podrán sentir más o menos reconocidos en el primer fragmento.
A lo largo del presente artículo, me gustaría reflexionar acerca de ella y de cómo podemos gestionarla. Intentaré dar algunas recomendaciones, principalmente, destinado a las personas que están cerca de los jugadores.
LA DERROTA
Nunca se pierde igual
No siempre la derrota genera las mismas sensaciones y, aunque el resultado es el mismo, tiene multitud de matices subjetivos. A continuación, expondré brevemente algunos ejemplos:
- Estamos realizando una buena partida. Sabemos que tenemos clara ventaja y que estamos controlando la situación. No obstante, llega un momento en que pasamos por alto un golpe del rival y perdemos la ventaja, dejándonos con un juego muy difícil. Finalmente, terminamos perdiendo.
- Hemos comenzado la partida y nos hemos adentrado en un terreno poco conocido. Nuestro rival está jugando relativamente rápido y esto nos genera una sensación incómoda. Poco a poco vamos quedando inferior. Nuestro rival termina ganando la partida.
- Después de una apertura bien jugada por ambas partes, decidimos meternos en una posición complicada imposible de calcular pero que sentimos que nos da buenas posibilidades de luchar por la victoria. Nuestro rival juega muy bien en una posición con una gran cantidad de recursos por ambas partes y termina llevándose el punto.
Por espacio, es imposible describir con más detalle cada una de las situaciones descritas arriba. Tampoco podemos extendernos y poner más situaciones que tienen otras particularidades. Pero las derrotas que hemos redactado nos servirán para hacernos una idea general.
De las tres situaciones, la primera será la que dejará al jugador unas sensaciones más complicadas de gestionar y digerir: es posible que aparezca el enfado, la sensación de haber dejado escapar la victoria, la culpabilidad, la tristeza, etc.
HUMANIZAR LA DERROTA
Perder no es una opción
En muchas ocasiones parece que no aceptemos que la derrota forma parte de la competición, que es un resultado que se puede dar. Cada jugador se prepara concienzudamente para rendir al máximo nivel y ganar la partida.
Pero también hay un rival enfrente que está buscando lo mismo. Durante la partida intentaré poner los máximos obstáculos a mi rival para llevarme el punto. Pero hay muchas variables que intervienen en este transcurso y no siempre salimos vencedores. Y perder, es un resultado real que se puede dar.
TRASCENDER EL RESULTADO
El crecimiento comienza con dar un paso más allá
Ahora bien, ¿lo único importante en una partida es el resultado? ¿Puede un resultado describir y/o explicar cómo he jugado a lo largo del juego?
Y la pregunta más importante, ¿soy el resultado? La respuesta a estas tres preguntas es la misma: un rotundo NO.
Hay ocasiones en que solamente vemos el resultado y esto nos genera una idea de cómo fue la partida. Pero esto es un error, pues las partidas siempre son mucho más ricas, tanto en ideas como en sensaciones y/o emociones, que el mero resultado.
Es importante atender al todo (partida) y no solo a una parte (resultado). Esto nos dará una imagen mucho más enriquecedora de lo que ha sucedido y nos ofrecerá una información relevante para seguir mejorando.
Evidentemente un resultado no describirá por sí solo una partida, pues siempre hay multitud de matices, ideas, pensamiento, etc.
El jugador no es el resultado. Si gana no quiere decir que sea el mejor, como tampoco si pierde es el peor. No por ganar una partida está rindiendo a su mejor nivel y tampoco por perder es que no está entrenando lo suficiente o jugando bien.
ILUMINAR EL PROCESO
Poniendo en valor el camino
Es importante ver la partida de forma global: si ha sido una decisión acertada la apertura o defensa elegida, qué ha ocurrido en las primeras jugadas, qué sensaciones se despertaban, cómo se ha desarrollado el medio juego, qué he analizado durante la partida… y un largo etcétera.
Hay muchas preguntas importantes que darán una visión mucho más global y exacta de lo que ha ocurrido. Si solo nos quedamos con el resultado, hay poco o nada que aprender de la partida.
EJERCICIO PRÁCTICO
Tarea para afrontar la derrota
Cada jugador tiene un proceso personal distinto: hay jugadores que necesitan un tiempo después de la partida para hablar de lo que ha sucedido, pudiendo ser este tiempo más o menos dilatado.
Otros, en cambio, son capaces de dialogar y verbalizar lo que ha sucedido. Respetar este espacio del jugador resulta esencial para la aceptación y afrontamiento del resultado.
Una de las tareas que utilizo habitualmente con los jugadores si han perdido la partida es que escriban en un papel todas sus sensaciones.
Una vez que haya transcurrido un tiempo, les pido que redacten un documento sobre qué ha pasado y que pongan especial atención a lo que han sentido y a cómo se han encontrado, tanto durante la partida como una vez que esta ha finalizado.
También les pido que escriban cuáles son los posibles aspectos donde ellos creen que han cometido algún error y que generen una solución a cada uno de ellos.
Posteriormente, trabajamos este documento conjuntamente. Es una tarea sencilla donde el jugador pondrá palabras a sus sensaciones y exteriorizará sus emociones.
La derrota puede resultar muy dolorosa e incómoda. Pero también la podemos convertir en un aliado si la enfocamos de manera que esta sea útil para mostrar cuáles son nuestras debilidades y trabajar sobre ellas.
Etiqueta:derrota, gestión emocional, recuperación
Especialista en psicología aplicada al ajedrez. con una experiencia de más de 10 años en el entrenamiento psicológico de ajedrecistas. Licenciado en Psicología por la Universidad Jaume I, es experto en Técnicas de Terapia Gestalt y FIDE Trainer y Entrenador Nivel I de Ajedrez. Es psicólogo en la Federación Española (FEDA) y Valenciana de Ajedrez (FACV). Acompaña a los jóvenes talento de la selección española en los Campeonatos de Europa y del Mundo.
Además, ha trabajado con el equipo olímpico masculino y femenino de la FEDA. Como divulgador, ha publicado numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales, al tiempo que imparte formación en el campo de la psicología a entrenadores de ajedrez.
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