Gestionando el resultado de jóvenes talentos
- Publicado por Carlos Martínez
- Categorías Blog
- Fecha 15 de septiembre de 2023
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Gestionando el resultado de los jóvenes talentos
“…la competición en el deporte base debería ser un medio y no un fin. Un medio para formar a los chicos en lo deportivo y lo humano. Se compite para ganar; pero ganar no debe ser el objetivo principal del deporte de competición en estas edades.”
Esta afirmación tan contundente y clarificadora, está extraída del fantástico libro Mi hijo es el mejor y, además, es mi hijo del prestigioso psicólogo, José María Buceta. En esta máxima de apenas tres líneas se resume, de forma meridiana, el enfoque a seguir con los jóvenes. Cuando hablamos de deporte base estamos hablando de un deporte con una visión formativa, donde lo importante es el desarrollo en varios aspectos de sus participantes. En palabras de la psicóloga del deporte Fani Díaz, la idea principal en el deporte base es crear programas deportivos seguros y psicológicamente equilibrados para los niños, cuyos objetivos principales serían:
- Adquirir un hábito saludable
- Desarrollar destrezas técnicas
- Dedicar un espacio para el ocio y la diversión
- Fomentar la socialización dentro de un equipo (y/o grupo)
- Promover valores personales, sociales y psicológicos
Los objetivos y criterios para el deporte base están muy alejados del resultado y centran sus esfuerzos en el desarrollo biopsicosocial de sus participantes. Así, sería más beneficioso que un deportista lograse adquirir y consolidar una destreza técnica (por ejemplo: aprender los primeros movimientos de una apertura, conocer los principios de una estructura de peones o saber qué pieza es fuerte y débil en una posición previamente estudiada) que ganar una partida y/o torneo donde ha logrado engañar varias veces a sus rivales o donde sigue cometiendo errores habituales que no está trabajando.
En el primer caso, el deportista está cimentando su base para desarrollar sus habilidades técnicas y está logrando un pensamiento más profundo: está integrando lo que ha trabajado en clase, lo ha relacionado con una situación de torneo y lo ha aplicado convenientemente. Con independencia del resultado, este hecho sería necesario reforzarlo para que el deportista obtenga una retroalimentación positiva y esto repercuta en su nivel de autoeficacia.
Cuando finaliza una partida de ajedrez, comienza la evaluación de lo que ha sucedido. El resultado no es más que un número, número que no nos aporta información relevante ni un sentido en el que trabajar.
Sería necesario, tras la partida, realizarse algunas preguntas importantes: ¿cuáles han sido los momentos críticos de la partida? ¿He calculado correctamente cuando lo he necesitado? ¿He utilizado eficazmente el tiempo? ¿He sabido gestionar emocionalmente la partida? ¿He seguido mi preparación, tanto técnica como psicológica? Podríamos realizar unas cuantas preguntas más, pero creo que se entiende bien a dónde quiero llegar. En estas preguntas existe una información valiosa y relevante sobre el proceso de la partida. Aquí es donde podemos encontrar esa información que nos ayude a desarrollar las habilidades y a mejorar en el camino.
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Pero, ¿y el resultado? El resultado es el medio dócil de la soberbia. Muchos jugadores y entrenadores utilizan el resultado como un criterio desde el que valorar su progreso o su estancamiento. Pero el resultado no siempre depende de nuestras acciones, hay multitud de factores que se escapan de nuestro control y que están influyendo de manera decisiva en dicho resultado.
¡Ojo! No soy tan ingenuo como para decir que el resultado no es importante, que no hay que atender al resultado, que lo único que importa es jugar y no el resultado, y un largo etcétera. Lo que digo es que debemos utilizar, en el deporte base, otros criterios que ayuden a compensar la mirada crónica y excesiva sobre el resultado.
Así, podemos proponer algunas ideas de cara a evaluar la actuación de un joven en base a una serie de criterios complementarios al resultado, pero donde lograremos obtener información relevante.
- Criterios técnicos. Son criterios que tienen como misión mejorar los aspectos técnicos del juego y que tienen que estar en consonancia con aquello que se está trabajando. Por ejemplo, imaginemos que en el presente trimestre, estamos trabajando los finales con nuestro alumnado. Estamos viendo principios en los diferentes finales de partidas (con torres, de piezas menores, etc.). Un posible objetivo para marcar en las partidas podría ser, efectivamente, tratar de jugar más finales durante las partidas. Esto puede tener un pequeño sesgo en las partidas de nuestro alumnado, pues buscarán o pasarán a finales más asiduamente y, a veces, incluso puedan cometer errores llevando la partida ahí. Sin embargo, desde el punto de vista del desarrollo personal, el hecho de poder jugar más finales también ahondará más en sus conocimientos y les ayudará a mejorar ese aspecto.
- Criterios psicológicos. Son criterios que están relacionados con las habilidades básicos del deporte como son la concentración, la confianza, la motivación o el control del estrés. En este sentido, podemos marcar algunos criterios que vamos a valorar después como la concentración y lo haremos a través de, por ejemplo, el número de veces que el deportista se levanta durante la partida, cuánto tiempo total ha consumido en la partida y cómo ha estado distribuido, cómo ha calculado, si ha contemplado las amenazas del rival, etc. Es decir, vamos a investigar después de la partida sobre todas estas variables a fin de observar si su nivel de concentración ha sido o no el adecuado.
- Criterios físicos. Por último, también tendremos en cuenta los factores físicos que tienen que ver con el descanso, la alimentación o la energía y esfuerzo durante la partida. Una buena alimentación así como un descanso reparador, son una parte esencial del rendimiento y debemos cuidar estos campos y marcar un criterio también para tener en cuenta.
Cuando hablamos del deporte base, entran muchos criterios en juego y la mirada debe ser amplia. Solo con una visión integral que contemple mucho más allá del resultado, lograremos los objetivos personales de nuestros jóvenes.
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Etiqueta:autoestima, emociones, entrenamiento, resultado
Especialista en psicología aplicada al ajedrez. con una experiencia de más de 10 años en el entrenamiento psicológico de ajedrecistas. Licenciado en Psicología por la Universidad Jaume I, es experto en Técnicas de Terapia Gestalt y FIDE Trainer y Entrenador Nivel I de Ajedrez. Es psicólogo en la Federación Española (FEDA) y Valenciana de Ajedrez (FACV). Acompaña a los jóvenes talento de la selección española en los Campeonatos de Europa y del Mundo.
Además, ha trabajado con el equipo olímpico masculino y femenino de la FEDA. Como divulgador, ha publicado numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales, al tiempo que imparte formación en el campo de la psicología a entrenadores de ajedrez.